25 de noviembre de 2009

Día 11 .- Tokyo, al fin!

Primer amanecer en Tokyo.

Hoy he quedado con Chizuru, una guía japonesa que habla español, y que estuvo trabajando en laExpo 2008 de Zaragoza, como azafata en el pabellón de Japón (claro). Ha quedado con una pareja de Murcia, y con sus amigas que también trabajaron en la Expo. En total seremos unos 10. Que bien, vida social!

Haremos una excursión a Kamakura, famosa por sus templos y santuarios. El Templo de Kotokuin es uno de los más célebres por el Daibutsu, la estatua de bronce de 13.41 m. de altura y 93 tm de peso. En el S. XV un tsunami destruyó el templo que contenía la estatua del Gran Buda de Kamakura pero la estatua sobrevivió y ha estado en la intemperie desde esa fecha.


Daibutsu. Totalmente hueco, y puedes entrar en su interior a verlo por dentro.



También pudimos visitar otros templos, bastante bonitos, sobre todo por sus jardines.






No pude contarlas todas...teníamos algo de prisa.


Tan bien cuidados como siempre.


Para comérselos, angelicos...


Primera foto donde veo que no ponen los dedos en V. Se me vino abajo un mito...

Después de tanta visita, y comer en un restaurante bastante barato (que no por ello comimos mal) nos fuimos hacia la playa de Kamakura. La idea de bañarnos no cuajó, no porque no lleváramos bañador, sino porque hacía fresquete. En lugar de eso, fuimos a un bar enfrente de la playa a tomarnos unos batidos. Desde la primera planta del bar se podía ver el mar.


Bar estilo Chill Out frente a la playa.


No vimos el atardecer, estaba nublado. Hubiera sido un puntazo.

Por la tarde, ya en Tokyo, habían reservado un restaurante muy curioso para cenar. No era barato, unos 3000Y (27 €), pero tenías dos horas para comer y beber todo lo que pudieras. Se trataba de unas mesas con placas vitrocerámicas sobre las que había unas ollas con agua hirviendo. Podías sazonar el agua con verduras, algas... y la cena consistía en unos platos enormes llenos de carne fileteada (como carpaccio) que tenías que meter en el agua unos segundos, hasta que se cocía.


Experto en el arte de manejar los palillos.


Toda la tropa a la mesa.

Por cierto, muy buena la cerveza japonesa, que no desmerece en nada a la española. Es más, yo diría que está bastante mejor. Las marcas más famosas de cerveza japonesa son Sapporo, Kirin y Asashi. Por si veis algún día en algún supermercado y queréis probar. Los platos de carne había que ir a busarlos, pero la cerveza, con gritar "Sumimaseeeen" cada vez que pasaba una camarera, y enseñarle la jarra vacía, listo.

Después del atracón de carne, la idea de ir a un karaoke (yo estaba empeñado, no quería irme de Japón sin entrar a uno de los típicos karaokes, que no tienen nada que ver con los que hay aquí) gustó bastante, bien sea por lo popular del garito, o por las cervezas y el saké de más.


Calle de Shinjuku donde estaba el karaoke. Muy animada.


Entrada al karaoke.


Puedes elegir disfraz, pero no íbamos tan borrachos.

Así que, después de pagar otros 3000Y por dos horas de karaoke, (y nuevamente toda la bebida que quisieras) nos metimos en la habitación. La mesa tenía una pantallita inalámbrica para elegir canciones, un tomo de enciclopedia con todas las canciones el mundo (perdón, casi todas, la del Tractor Amarillo no la encontré, si no, vaya subidón), panderetas, maracas, micrófonos...


La peña cogiendo sitio.


Sala del karaoke vista desde mi posición (sentado) al fondo de la habitación.


Vaya soltura con la maraca, ni Machín en "Dos Gardeniaaaas para tiiii".


No sabía que cantara tan bien, oye...


Afán de protagonismo del cubata, en primera fila...

Bueno, se acabaron las 2 horas de karaoke, y la noche no da para más. La gente (a pesar de no ser ni las 12) se comienza a dispersar. Yo me quedo con ganas de más, pero no hay manera de convencer a nadie.

Ha sido un buen día, he conocido a gente muy maja, y me lo he pasado súper bien. Tokyo, es lo que tiene.



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