Porque sería aburriros.
Porque a nadie le interesa las horas que invertí buscando vuelos. Las horas organizando la mejor ruta para aprovechar al máximo mi estancia allí. Las horas y horas y horas en internet buscando información de ciudades, pueblos, hoteles, albergues, medios de transporte... Las horas intentando aprender algo de japonés para poder salir de algún que otro posible apuro...
En total, algo más de dos meses de preparativos para que todo saliera perfecto. Prueba superada. Sólo temía que el tiempo no acompañara. Pero se portó.
Después de cargar media maleta con ropa de invierno, que después resulto que no utilicé (siempre me pasa lo mismo) me encontré con un clima suave, en pleno mes de noviembre, con días calurosos y noches fresquitas (que no frías). Sólo un par de días de lluvia, que lejos de aguarme el día (nunca mejor dicho) me permitieron conocer a unas personas estupendas...
Bueno que me enrollo. Al lío...28 de octubre de 2009.
Primer día de viaje. Despué de 29 horas de viaje (se dice rápido eh?) desde la puerta de mi casa hasta mi primer alojamiento en Kyoto.
Resumiendo: (08:00 horas día 28 de octubre ZARAGOZA -->Ave--> MADRID --> Avión 01 --> LONDRES --> Avion 02 --> TOKYO --> Avión 03--> OSAKA --> Tren --> KYOTO 21:00 horas día 29 de octubre).
29 de octubre de 2009
En el aeropuerto Internacional Kansai de Osaka, una vez bajas del avión en la zona de llegadas, un monorail te traslada hasta la terminal propiamente dicha. Monorail cuya frecuencia aproximada es de 3 minutos. Por lo que si pierdes uno, no tienes por qué tirarte de los pelos... porque ya estás viendo venir al siguiente. Una vez en la terminal, a recoger la maleta. Los que habéis viajado en avión, sabéis lo que suele pasar. Llegas a la cinta, te paras delante de ella, y a esperar 10, 15 minutos a que empiecen a salir bultos. Mientras tanto, rezando para que no hayan perdido la maleta que con tanto cariño dejaste en la cinta de Madrid, y que después de tanto cambio de avión, vaya usted a saber si no habrá terminado en Chile o en Somalia. La tuya se hace de rogar, suele salir de las últimas. Pues bien, en Osaka, al llegar a la cinta, ya estaban desfilando las maletas. A lo que tu te preguntas: si yo he tardado 10 minutos en llegar del avión a la cinta, en monorail... cómo leches han llegado las maletas antes que yoooo? Seguro que estos japos han inventado el teletransporte y se lo tienen bien calladito. Impresionante.
El primer trámite a pasar es en el mostrador de inmigración. Aquí me habían advertido que me armara de paciencia, porque se formaban filas bastante largas para poder entrar en el país. Pues todo lo contrario. Llego el primero al mostrador. Y primera grata sorpresa. Todos tenéis en la cabeza el típico policía aduanero de 2 x 2, de mala leche, al que casi te da miedo mirarle a la cara para que no te lleven al cuarto oscuro a hacerte una inspección "a fondo". Pues me encontré cara a cara con un japonés la mar de simpático y sonriente, diciéndome unas cosas muy raras (mi perspicacia me ayudó a entender que era mi primer contacto con el idioma nipón), acompañadas con gestos para que pusiera mis dedicos en el lector de huellas, y me estuviera quieto mirando a la cámara para hacerme una foto. Deben hacer esto por si pierdo una mano o la cabeza, saber a que cuerpo tienen que devolverlas... Y con otra sonrisa y un movimiento de mano, me invitó a entrar en el país del sol naciente. Bieeen! Me dejan quedarme en Japón!
Después de coger el tren hacia Osaka, cuyo trayecto es de aproximadamente 1 horita, llego a la estación de Kyoto. Ya queda menos, sólo un viaje más en metro hasta la estación próxima al hotel, y a descansar!
Por fin! Llego al albergue Bola-Bola. Gracias a un mapa muy detallado de la ubicación del albergue consigo llegar sin perderme. Un poco tétrica la entrada, pero el interior muy acogedor. Ducha, algo de cena, y a dormir. Conseguiré levantarme mañana?
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