22 de noviembre de 2009

Día 08. Kanazawa.

Hoy es un día que ya imagino que voy a aprovechar poco. Primero, porque tengo 5 horas de viaje desde Miyajima hasta Kanazawa. Y segundo, porque cuando llegue a Kanazawa, imagino que será tarde, y tendré poco tiempo para poder ver cosas.

Me pongo en marcha a las 07:55, que es cuando el primer ferry sale de la isla. Después de varios transbordos en trenes, y de perder uno de ellos por 10 segundos y tener que esperar media hora al siguiente (no es fácil correr por una estación abarrotada cargado con dos bolsas) llego a Kanazawa a las 15. La verdad es que había cacho, unos 630 km.


El caso es que llego al ryokan, dejo las maletas y me cambio de ropa. Y a la calle.

Lo primero que hice fue visitar uno de los jardines más famosos de Japón.

Kenroku-en.

Situado entre los 6 jardines más bellos de Japón, originalmente era el jardín exterior del Castillo de Kanazawa. Consta de varios elementos muy curiosos que le aportan un mayor interés.

Estructura yukitsuri. Para proteger a los valiosos pinos del invierno, a principios de Noviembre, los jardineros comienzan a preparar el "yukitsuri", una estructura de cuerdas para proteger las ramas de la pesada nieve que cae en invierno en Kanazawa.


Cuerdas sujetando las ramas para no ser quebradas por la nieve.

El parque tiene la fuente más antigua de Japón. Su agua viene del lago Kasumiga, y su funcionamiento es mediante la presión natural causada por la diferencia de niveles entre los lagos. Normalmente la fuente tiene 3.5m de altura, pero su tamaño puede cambiar dependiendo del nivel de la superficie del lago Katsumiga.


Fuente con el chorro en pleno funcionamiento.


Impresionante arbolico.







También hay una casa muy antigua, la Yugao-tei, construída para celebrar la Ceremonia del Té.

Yugao-tei.

Bueno, empieza a anochecer, y los mosquitos se están poniendo algo pesadicos. Es hora de huir del parque. Cerca se encuentra la casa de la seda, un museo donde se exponen kimonos artesanales, y donde puedes ver la técnica de pintado de la seda. La verdad es que no merece la pena.

Al otro lado del río, a unos 15 minutos a pie, se encuentra el distrito Higashi Chaya, que conserva todo el encanto de la antigua Kanazawa. En él se puede visitar una casa de geishas, la casa Shima. Yo juro que la busqué. Y que pregunté. Y la debía tener al lado mismo, pero no hubo manera de encontrarla. Así que después de perder media hora dando vueltas, y lamentándome por haber perdido el tiempo tontamente y no poder haber visto la casa de samuráis, decidí irme a dar una vuelta por el centro de la ciudad, a la zona comercial, antes de irme hacia el ryokan.

En la habitación, como hacia fresquete, me puse el ajuar completo. Yukata, y la parte de arriba de color verde, que no sé cómo se llama. Y después de abusar del internet free que había en la recepción, me fui a dormir.


Yukata.

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