1 de diciembre de 2009

Día 20 - Volando vengoooooo....

Último amanecer en Japón.

Pero no estoy nervioso. Es una sensación de decepción, como de decir... vaya, ya se ha acabado...

Desayuno tranquilamente en la habitación. No he hablado aún de mis desayunos. Quitando un par de días que he podido desayunar en los ryokanes, el resto han sido zumo, café con leche y algún bollo, todo comprado la noche de antes en algun "convenient store" por no más de 4 €. Así que me han salido baratos.

Llego a la estación de trenes a falta de 5 minutos para que salga el tren que había reservado la tarde anterior.

Aquí hago otro de mis pequeños paréntesis para contar otra cosa que en España ni se ve ni se verá. Se trata de un poco de organización. Veréis: Cuando accedes a los andenes para esperar el tren, en el suelo hay unas marcas que indican qué número de vagón va a parar en ese lugar.


Aquí va a parar el vagón número 7.

Eso evita que la gente, cuando llega el tren y tiene asiento reservado, vaya corriendo de un lado para otro a buscar su vagón. Igualito que aquí en España. Cuando cogí el AVE en la estación de Zaragoza, me acuerdo que cuando llegó el tren se formó un jaleo de gente yendo de un lado a otro con las maletas buscando su vagón, impresionante. Mira que cuesta poco hacer bien las cosas. Pensarlas un poquito. Y si no se quiere pensar, se copia. Que ya está todo inventado!


Shinkasen (tren bala japonés).

Además, en el suelo hay unas líneas para que la gente haga fila a los lados de la puerta. Esto permite a la gente del interior del vagón salir primero sin empujones. Cuando ha salido todo el mundo, la gente que está aguardando en la fila, se mete poco a poco. Parece más lento y trabajoso. Pero no! Es mucho más rápido y eficaz! Como todo en Japón. (Perdonad si estoy un poco pesado pero es que hay cosas con las que no puedo. Si en la Administración Española se premiara la eficacia y el trabajo bien hecho en lugar de la incompetencia y la dejadez, nos iría de otra manera...).


Unos sale, y después los demás entran. ¿Facil, verdad?

Una vez en el aeropuerto, y de facturar la maleta, me entretengo un poco en las tiendas del aeropuerto. Después de la fila de control de acceso, y de llegar bastante justo a la puerta de embarque, a falta de 10 minutos para que se abriera (esto, para los que no suelen viajar en avión, es muy ajustado), subimos al avión. La verdad es que, aunque es bastante incómodo, hay muchas comodidades. Manta, almohada, TV (donde puedes jugar a varios juegos, ver películas en distintos idiomas, o escuchar música)


Interior del avión.

En una de las cabinas de la tripulación hay este dibujo con la ruta aérea, las horas a las que se pasa por los distintos lugares... es muy curioso y divertido, ampliadala y veréis.


También se aburren las azafatas.

Todo el vuelo de vuelta a España lo hicimos de día, fuimos de Este a Oeste, así que fuimos volando delante del Sol, que nos iba persiguiendo. Esto me permitió sacar unas fotografías de la planicie Siberiana, a 11000m de altura, y a una temperatura exterior de -88 F.




Un río completamente helado.


Menudos cráteres!


Qué serán esas formaciones tan perfectas?


Yo quiero subir al cielo!

Y el resto... pues ya lo podéis imaginar. Se acabó el mejor viaje (hasta ahora) de mi vida. Han sido 21 días inolvidables, que me ha encantado compartir con vosotros. Me hace mucha ilusión cada vez que veo que alguien ha entrado a leer algo de lo que escribo.

Gracias a tod@s.


Sólo me queda decir una última cosa, y es que... VOLVERÉ.

30 de noviembre de 2009

Día 19 - Último día en Tokyo. Ryogoku, Palacio Imperial y Roppongi.

Ooooohhhh!

Último día en Tokyo, y casi casi en Japón, porque mañana a las 11:30 sle el avión, o sea que no podré aprovechar la mañana.

Así que es ahora o nunca. Tengo que ver lo que tenía programado, y que no he podido ver por cambiar los planes. Pero no pasa nada. Para la próxima (no dentro de mucho...).

Me levanto, desayuno, y me dirijo hacia el barrio de Ryogoku. Me gustaría poder haber visto el Museo Edo de Tokyo, pero hoy es lunes y está cerrado. En él se puede ver toda la historia de Tokio en la época Edo y la historia de Tokio mas moderno. Dicen que es bastante impresionante...


Museo Edo de Tokyo.

Al lado del museo hay una exposición de Ikebana. Tiene buena pinta, pero a parte de que yo no entiendo ese arte, no tengo mucho tiempo. Así que me dirijo al “kokugikan”, estadio de sumo, que alberga una interesante colección de materiales relacionados con el deporte nacional japonés (pequeño museo gratuito).


Entrada al kokugikan.




Altar frente al kokugikan.

Muy cerca hay está el jardín Yasuda, antiguamente la mansión de un Señor Feudal. Fue donado a la ciudad en 1922, destruido por el terremoto del año siguiente, y no fue abierto al público hasta su reconstrucción final el 1971. Apenas hay gente, y se respira mucha tranquilidad y paz.




Puente en el parque Yasuda.

En el corazón de Tokio se encuentra el Palacio Imperial, residencia de la familia imperial japonesa y emplazamiento original del Castillo de Edo de los shogun Tokugawa que dominaron Japón desde el año 1600 hasta el año 1867. El Palacio Imperial está rodeado en todo su perímetro por imponentes murallas erigidas con enormes piedras y fosos donde nadan actualmente los cisnes.

La única zona abierta al público es Kokyo Higashi Gyoen (Jardines del Este), ubicados en lo que antaño fueron las defensas interiores del castillo de Edo y donde se aprecian las ruinas de la torre principal adonde accedemos cruzando el “honmaru”, las murallas que constituían el círculo principal de defensa y “ninomaru” (segundo círculo de defensa del castillo).

Ruinas de la torre principal.

Jardines del Este.



En el acceso a los jardines se puede observar una exposición de trajes reales, así como los vehículos y carrozas oficiales de verano e invierno.


Espero que éstos sean los de invierno...




También tendrán caballos de verano e invierno?

Ya estamos acabando la mañana. Es hora de ir a recoger la hakama y las armas, y llevarlas al hotel, para no ir cargado toda la tarde con ellas. Después de comer algo rápido en un 7 Eleven, mi primer destino por la tarde es Roppongi, una de las zonas con más gaijin de Tokyo.

Con las Olimpiadas de Tokyo de 1964, se consolida como zona por excelencia de animación nocturna tokiota. Desde la apertura de los complejos Roppongi Hills (2003) y Tokyo Mid Town (2007) es una de las zonas más modernas y renovadas de la ciudad, y junto a la Torre de Tokyo, acoje los tres edificios más altos de Tokyo.

Roppongi es el barrio de copas de Tokio. Muy animado los fines de semana, a partir de las siete de la tarde… hasta que el cuerpo aguante o se ponga en marcha el metro a las 6 de la mañana. Hay multitud de pubs y disco-pubs estilo occidental, donde puedes tomar una cerveza o una copa de pie, charlando. También lo frecuentan los japos, por lo que es un buen lugar para ligar con ell@s.

Coche de policía en primer plano, y Torre de Tokyo al fondo.

Vuelvo al hotel. Ceno. Me ducho. Y con mucha pena empiezo a preparar la maleta, para no perder tiempo por la mañana al día siguiente. Última noche en Japón... jooooo....

29 de noviembre de 2009

Día 18 - Excursión a Nikko.

Nikko (literalmente se traduce como luz del Sol) es un pequeño pueblo situado a un par de horas en tren de Tokio, y es uno de los principales destinos turísticos dentro de Japón, tanto por su conjunto de templos, como por la belleza de las montañas, lagos y onsen (aguas termales) cercanos. El conjunto de templos y santuarios están inscritos como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Esta región se caracteriza por sus 48 cataratas, pero la mas famosa de éstas son las cataratas de Kegon, de casi 100 metros de altura (la tercera mas alta de Japón).

Al llegar allí en tren, primera visita obligada al mostrador de información. Hay tres personas atendiendo, a mi me toca una chica joven. Empieza a contarme la historia en inglés, cuando de repente oigo que se le escapa la palaba "autobús". Pienso: "uy!, esta habla español" Y efectivamente. Hablaba español. Y los dos como tontos hablando inglés... No me queda otra que proponerle comer juntos cuando salga de trabajar, así podemos practicar el español...

Se llama Yuka, tiene 27 años, vive en una ciudad a 1h30m de Tokyo y trabaja en Tokyo entre semana, en una empresa de productos ópticos o algo así. Lo de información turística lo hace por vicio...

Bueno, pues allá que nos vamos, cojo el autobús (2000Y) que me llevará hasta la zona del lago Chuzenji y las cataratas Kegon. La verdad es que la catarata no me impresionó mucho, pero claro, aquí en España vamos bastante bien servidos de cascadas similares (Monasterio de Piedra, sin irnos muy lejos). Lo que sí me impresionó fue el frío que hacía a la orilla del lago. Cómo soplaba el Cierzo!


Lago Chuzenji.


El Cierzo soplándome la nuca...

Las cataratas se formaron cuando el río Daiya fue desviado por la lava. La gente no pudo acercarse mucho a las cataratas hasta 1900, cuando Gorobei Hoshino, construyó una casa de te (tardó más de 7 años) cerca de la base la base. El primer ascensor para bajar hasta la base de las cataratas se construyó en 1930. Las cataratas también son muy conocidas por su gran numero de suicidios realizados en esta, desde que Misao Fujimura, un joven poeta de 18 años se suicidara en 1903 en estas cataratas. Después de su suicidio, muchos jóvenes iban a las cataratas y leían un poema que Misao Fujimura escribió subido en uno de los árboles cerca de las cataratas, justo después de leer su poema, los jóvenes saltaban para suicidarse.


Catarata Kegon.

Después de pasar, bastante frío, cojo el autobús de vuelta hacia el pueblo, es hora de ir a recoger a Yuka. Comemos en un restaurante un menú a base de Yuba (es un alimento chino y japonés, se obtiene a partir de la cocción de la soja, y se conoce también como piel de soja o nata de soja). Después de comer, montamos en su coche, y me lleva a ver el recinto de templos. Todo un detalle que me quiera hacer de guía por Nikko.

Paramos en otro de los atractivos de Nikko, el puente Shinkyo. Se considera sagrado, los registros dicen que el puente ya existía en 1636, y tiene una longitud de 28 metros. Se construyó para poder acceder al mausoleo del primer shogun Tokugawa, cruzando el río Daiya. Actualmente, se encuentra cerrado al tránsito, muy pocas personas pueden cruzarlo.


Puente Shinkyo


Yo con Yuka delante del puente Shinkyo.



Después de visitar la zona de templos, es hora de ir hacia la estación. Me despido de Yuka, con la posibilidad de vernos mañana en Tokyo para cenar.

Yo llego a Tokyo un par de horas después.

Mañana es mi último día.

Día 16 - Mito

Uno de los días que estuve en Iwama, tuve tiempo de ir por la mañana después del entrenamiento a Mito, ciudad principal de la prefectura Ibaraki, donde se encuentra Iwama. Es una ciudad no muy grande, principalmente administrativa y comercial, famosa por su jardín Kairakuen.
Hay poco que resaltar de mi viaje a Mito, lo mejor es el espectáculo ofrecido por la Naturaleza en esta época de cambio de follaje en los árboles. Os dejo unas fotos, disfrutadlas:





Un enorme campo de ciruelos centro del parque. Un poco tétrico ahora en otoño, sin hojas.



Sin embargo, en primavera, el espectáculo que ofrecen los ciruelos es muy distinto:




Fotos tomadas de aquí.








El Paseo junto al río de Mito, una preciosidad.

27 de noviembre de 2009

Días 15 al 17 - Iwama

Muy nervioso porque ya estaba llegando a Iwama, me levanto del asiento, cojo la mochila, y me preparo para bajar del tren.



Nada más que sales de la estación, hay que ir hacia la izquierda, hay una camino paralelo a las vías del tren.



Hay que recorrerlo hasta el primer paso a nivel que hay, unos 300 metros. Antes de llegar al paso a nivel pasaremos por un estacionamiento de bicicletas (esto indica que vamos bien).



Nada más cruzar las vías, volvemos a girar a la izquierda, como si volviéramos de nuevo a la estación pero al otro lado de las vías. Andaremos unos 100 metros, y tomaremos la primera calle a la derecha. Continuamos recto por esa calle sin dejarla para nada, y después de unos 700-800 metros y dos cruces, llegamos por fin.



Enlace con el mapa de google, aquí.








Ibaraki Dojo.




O Sensei.


Yo frente al Ibaraki Dojo.



Casa de los uchidesi, justo enfrente del Ibaraki Dojo.

En la casa había dos uchidesi: Ivo, un chico portugués de 19 años que llevaba dos meses (se fue al día siguiente), y Yohan, un chico inglés de 22 que llevaba también 2 meses e iba a estar 1 año entero.

De camino a la habitación, algunos cuadros con fotografías de O Sensei, Morihiro Saito,... pequeños tesoros.


Escaleras hacia la habitación.

En la habitación, había que tener cuidado con la cabeza, casi no podías estar de pie, y las vigas no estaban a más de metro y medio del suelo.


Habitación donde dormíamos.

La vida como uchidesi, aunque parece poca cosa, la verdad es que es bastante dura. Viendo el planning diario, parece que se trabaja un poquito, se entrenan unas pocas horas al día, y ya está. Yo creo que el problema es, primero, el madrugón, aunque te acuestes temprano, y lo segundo que todos los días son exactamente iguales. Ya sabes lo que hay. Ya sabes lo que toca. Sólo hay que esperar...

A las 5 o 5:15 había que levantarse, para barrer el exterior de la casa, y pasear a los perros. Sólo está permitido beber algo de té o café, nada de desayunos fuertes. A las 6 hacia el tarenkan, a limpiar y ordenarlo. Nosotros realmente íbamos algo más tarde, sobre las 6:15, porque Saito hasta las 7 no venía.

(El dojo se encontaba a las afueras de Iwama, a unos 5 minutos en bicicleta de la casa. Resultaba curioso ver a las 6 de la mañana a dos tíos en bicicleta vestidos con kimono, una cazadora, y muertos de frío y sueño.)

Mientras uno aspiraba todo el tatami, otro limpiaba el polvo, cambiaba el agua de los jarrones, y cuidaba que las flores estuvieran frescas. Si había alguna marchita, había que cambiarla. Había que tener el pequeño jardín libre de malas hierbas y ramas. A las 7 entraba Saito, durante 5 o 10 minutos rezaba en voz alta frente al altar, y luego había 10 o 15 minutos de meditación. Luego, entrenamiento de armas, hasta las 8:15 o así. Al acabar, había que limpiar otra vez todo (volver a aspirar el tatami) y a las 9 hacia la casa para desayunar. El resto de mañana se pasaba limpiando la casa, haciendo la compra y la comida... A las 13 o algo más tarde a comer. Hasta las 18h que había que volver al tarenkan, había tiempo para leer, pasear, dormir... A las 18h volvíamos para limpiar otra vez el tarenkan (aspirador y polvo). A las 18:45 comenzaban a llegar el resto de compañeros (sotodeshi) para el entrenamiento, y a las 19h, entraba Saito. Una hora (o algo más) de intenso entrenamiento.



Los lunes no había entrenamiento, sin embargo había que limpiar el tarenkan a las 7 de la mañana...

Os pongo una foto del dojo donde entrenábamos:





Las reglas de promoción hasta Shihan.

Los jueves y los sábados por la tarde había keiko con los niños (de unos 6-8 años). Yo tuve la oportunidad de entrenar dos veces con ellos. Y de verdad que es toda una experiencia. Se les machaca mucho con Tai no henko y Morote dori kokyu ho. Alguno de ellos no paraba de corregirme la posición de hanmi ( la verdad es que no la hacía bien del todo). Y del kiai ni hablamos. Menudos gritos pegaban. Cada vez que me olvidaba de hacer kiai, me lo recordaba el uke que tuviera. Que majos. El sábado por la tarde, como era el último día que los iba a ver, les llevé unos pasteles para el final del entrenamiento. Se pusieron como locos, y no paraban de darme las gracias en japonés y en inglés jaja

Saito Sensei mostraba la técnica 2 veces (en migi y en hidari). No solía corregir mucho (excepto a mí, con quien estuvo bastante atento y paciente...) se limitaba a observar, y a decir de vez en cuando algún "dame" que otro.

En el último keiko, tras saludar al Maestro, veo que se vuelve hacia mí, y me pregunta que si quiero hacerme una foto. Flipo. Menos mal que me había llevado la cámara, si no, me da algo.


Hitohiro Saito Sensei y David Miranda.