Pero no estoy nervioso. Es una sensación de decepción, como de decir... vaya, ya se ha acabado...
Desayuno tranquilamente en la habitación. No he hablado aún de mis desayunos. Quitando un par de días que he podido desayunar en los ryokanes, el resto han sido zumo, café con leche y algún bollo, todo comprado la noche de antes en algun "convenient store" por no más de 4 €. Así que me han salido baratos.
Llego a la estación de trenes a falta de 5 minutos para que salga el tren que había reservado la tarde anterior.
Aquí hago otro de mis pequeños paréntesis para contar otra cosa que en España ni se ve ni se verá. Se trata de un poco de organización. Veréis: Cuando accedes a los andenes para esperar el tren, en el suelo hay unas marcas que indican qué número de vagón va a parar en ese lugar.
Aquí va a parar el vagón número 7.
Eso evita que la gente, cuando llega el tren y tiene asiento reservado, vaya corriendo de un lado para otro a buscar su vagón. Igualito que aquí en España. Cuando cogí el AVE en la estación de Zaragoza, me acuerdo que cuando llegó el tren se formó un jaleo de gente yendo de un lado a otro con las maletas buscando su vagón, impresionante. Mira que cuesta poco hacer bien las cosas. Pensarlas un poquito. Y si no se quiere pensar, se copia. Que ya está todo inventado!
Shinkasen (tren bala japonés).
Además, en el suelo hay unas líneas para que la gente haga fila a los lados de la puerta. Esto permite a la gente del interior del vagón salir primero sin empujones. Cuando ha salido todo el mundo, la gente que está aguardando en la fila, se mete poco a poco. Parece más lento y trabajoso. Pero no! Es mucho más rápido y eficaz! Como todo en Japón. (Perdonad si estoy un poco pesado pero es que hay cosas con las que no puedo. Si en la Administración Española se premiara la eficacia y el trabajo bien hecho en lugar de la incompetencia y la dejadez, nos iría de otra manera...).
Unos sale, y después los demás entran. ¿Facil, verdad?
Una vez en el aeropuerto, y de facturar la maleta, me entretengo un poco en las tiendas del aeropuerto. Después de la fila de control de acceso, y de llegar bastante justo a la puerta de embarque, a falta de 10 minutos para que se abriera (esto, para los que no suelen viajar en avión, es muy ajustado), subimos al avión. La verdad es que, aunque es bastante incómodo, hay muchas comodidades. Manta, almohada, TV (donde puedes jugar a varios juegos, ver películas en distintos idiomas, o escuchar música)
Interior del avión.
En una de las cabinas de la tripulación hay este dibujo con la ruta aérea, las horas a las que se pasa por los distintos lugares... es muy curioso y divertido, ampliadala y veréis.
También se aburren las azafatas.
Todo el vuelo de vuelta a España lo hicimos de día, fuimos de Este a Oeste, así que fuimos volando delante del Sol, que nos iba persiguiendo. Esto me permitió sacar unas fotografías de la planicie Siberiana, a 11000m de altura, y a una temperatura exterior de -88 F.
Un río completamente helado.
Menudos cráteres!
Qué serán esas formaciones tan perfectas?
Yo quiero subir al cielo!
Y el resto... pues ya lo podéis imaginar. Se acabó el mejor viaje (hasta ahora) de mi vida. Han sido 21 días inolvidables, que me ha encantado compartir con vosotros. Me hace mucha ilusión cada vez que veo que alguien ha entrado a leer algo de lo que escribo.
Gracias a tod@s.
Sólo me queda decir una última cosa, y es que... VOLVERÉ.
Sin duda un gran viaje, un sueño que espero cumplir dentro año y medio. Muy interesante y bien explicado.
ResponderEliminarSaludos
De vez en cuando me paso por este blog para leer algo y para sobre todo, echar un vistazo a las fotos. Leyendo tu blog es ya como un pequeño viaje a Japón que de momento no se puede hacer en la realidad, pero no pasa nada.
ResponderEliminarMe encanto!! Espero algún día poder visitar esos hermosos lugares.
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